Carpio del Arco, Rafael
De la carne y otras fuentes de inspiración es una obra intimista donde la juventud, briosa y desbocada, se manifiesta hasta ser sudor
de una linfa caliente que se evapora en el parpadeo de los días. Unos días que pasan para el personaje poético, nutriéndolo de experiencia
liviana pero absorbente encima de un caparazón duro y potente aunque siempre poroso. Poroso a la vida e intacto a las
convicciones del ideal.