Yeves Marco, Carmen
Las heridas dejan a veces tal rotura que se necesita de tinta para sangrarlas y curarlas.
De ellas nacieron todos y cada uno de los versos que habitan en estas páginas, pero también nacieron de las cicatrices ya curadas y del amor propio recuperado.
Todos llevamos dentro una explosión de llamas de las que resurge nuestro Fénix.
Dejaros arder,
ser fuego,
ser incendio.
y de nuevo renacer.
Más fuertes,
más sabios por lo aprendido,
pero sobre todo,
más amados por vosotros mismos.